jueves, 5 de mayo de 2011

¿Adónde está Jorge González?

Este texto fue publicado el 2 de octubre de 1997, en la columna "Correvideo" de El Diario de Hoy. Reconozco el lenguaje pretencioso, y la tendencia hasta ahora no reprimida de escribir subordinadas demasiado largas. Lo comparto con pudor.

Rebeldía. El siglo de la televisión y de las anticulturas agoniza, arropado en los falsos oropeles del liberalismo anquilosado y del populismo de etiqueta, mientras los jóvenes de todo el mundo, embobados por MTV y todas sus parodias tercermundistas ven capada su esperanza con las promesas de un nuevo orden, plástico y con una tonadita “technofunk”. La rebeldía, exiliada incluso del diccionario, vaga por las calles, esperando por un alma caritativa que le abra el corazón.
La pantalla chica amaga a veces con darle cobertura, a la boca de los niños que, justo en este octubre mentiroso, serán entrevistados por los periodistas en una nota fresca, pintoresca y sacabuche, enhebrando sus piscuchas. Al son que nos toca el tiempo, en este paisito de Ilobasco, solo los niños siguen siendo rebeldes.
Los ancianos, los mayores, los adultos y demás, sin mediar diferencias de género, religión, ni clase social, hibernan en la comodidad de los convencionalismos, el comentario superficial, el pájaro picón picón y los lugares comunes.
Está prohibido rebelarse. La crítica es un mal mayor, y los que se atreven a blandirla son declarados en cuarentena. Si acaso, se permite una critiquita, chiquita como esperanza de pobre, vacía como ego de desahuciado, insípida como trago sin alcohol.
CNN nos trae imágenes de muerte, con pilas de cadáveres en las calles de Argelia, de Ruanda y Sarajevo. Acá, los muertos –víctimas del genocidio mental propugnado por los hielecillos del micrófono de la pluma y de la cámara, caminan por los centros comerciales, comentando la historia del perico de siete ojos que Cuatro Visión descubrió, “con su estilo único” (TELON PIADOSO…Y RAPIDO). Otros, poetas, muertos de verdad, soportan, desde su tumba; los sesgados recuerdos del Dr. Escobar Galindo.
En la mala hora de los buenos propósitos, cuando la razón, la cultura y el futuro claman por un granito de frescura, por una bocanada de oxígeno y una chance impostergable, sólo queda seguir trabajando, desde los rincones que la ciudad nos regala, por esa utopía: la de una sociedad donde, sembrando rebeldía de la forma más cristiana (¿Qué fue Jesús, sino un rebelde bendito por Dios padre?), cosechemos, aparte de insultos descalificados, nuevos terrenos para el conversatorio y la carcajada.
Mientras, la rebeldía seguirá vagando, con un balón a la diestra y una risa en el costado, exorcizando prejuicios en la “Chapupo Rodríguez”. Gracias por ser.

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